En este escenario, el paciente tiene que subirse al ascensor y dirigirse al sótano, que consta de una habitación cuyo tamaño se puede modificar para conseguir, así, una exposición gradual. Este entorno supone una mayor dificultad para el paciente, por lo que recomendamos que se aplique después de haber obtenido buenos resultados en los dos entornos previos.
La escena empieza y el paciente, se sube al ascensor, Una vez dentro, desciende hasta el sótano y recorre un pasillo estrecho hasta llegar a la habitación.
EVENTOS
Ir a primera planta Al presionar este botón el paciente se dirige desde el sótano hasta la primera planta.
Caminar El paciente comienza a caminar / se detiene.
Abrir puerta La puerta del sótano se abre o cierra.
Ir a Habitación Al presionar este botón el paciente se dirige desde la primera planta hasta el sótano.
Tamaño habitación Permite que el tamaño de la habitación sea modificado en base al control deslizante.
Este escenario está diseñado para trabajar el malestar y la claustrofobia asociada a la realización de una resonancia magnética. Es un entorno de dificultad alta organizado en tres etapas (jerarquizadas de menor a mayor dificultad). En la primera, el paciente se encuentra en la sala de espera donde podrá recibir información desde un monitor de televisión. En esta escena se puede trabajar la ansiedad anticipatoria y aspectos de psicoeducación.
En la segunda escena, el paciente entrará y estará en la sala para cambiarse; es una sala pequeña que sirve para exposición a un lugar pequeño y cerrado, sin ventanas. Finalmente, en la tercera escena el paciente pasará a la sala de resonancias magnéticas, allí puede trabajar diversos ítems de la jerarquía: estar en la sala mientras el técnico le habla, estar tumbado en la camilla, entrar en la máquina parcialmente, totalmente, con mayor o menor volumen de ruido.
VARIABLES DE CONFIGURACIÓN
Parte del cuerpo Corresponde a la parte del cuerpo que va a ser escaneada (Pierna, Tronco, Cabeza).
Televisión Esta variable implica que la TV de la sala de espera esté encendida o apagada.
Volumen Ruido Con este slider se puede regular el volumen del ruido producido por la máquina de resonancia magnética. Mascarilla sanitaria
Puedes elegir si las personas que te rodean tienen o no una máscara.
EVENTOS
Zona 1 El paciente estará en la sala de espera, verá como varios avatares se acercan al mostrador de recepción. Después deberá pasar al cambiador.
Zona 2 El paciente se encontrará en el cambiador y tras una sesión informativa que escuchara desde un altavoz pasará a la sala de resonancia.
Zona 3 El avatar del doctor nos dirá unas indicaciones antes de tumbarnos en la cabina de resonancia. El paciente deberá tumbarse para mantener la inmersión y mirar hacia la indicación que aparecerá en el techo, para pasar a estar tumbado en el entorno.
Zona 4 El paciente se introducirá dentro de la cabina y experimentará el proceso de resonancia, el ruido dependerá del slider de configuración. Al terminar el proceso el paciente saldrá de la cabina y el avatar el doctor nos informará de que la sesión ha terminado.
El paciente se encuentra en una habitación y debe subirse al ascensor. En un principio, estos dos espacios cuentan con gente, aunque se puede regular la presencia o la ausencia de gente mediante el botón Gente. Concretamente, se puede elegir que no haya nadie en el ascensor, que haya poca gente (3 personas), o que haya mucha gente (7 personas).
VARIABLES DE CONFIGURACIÓN
Cantidad de gente Nadie / Poca / Mucha
Mascarilla sanitaria Se podrá elegir si las personas del entorno tendrán o no mascarilla.
EVENTOS
La secuencia de eventos siempre seguirá el orden que se presenta en el diagrama ubicado a continuación:
Activar avería: cuando se pulse el botón, el ascensor se detendrá. Este evento permanecerá bloqueado hasta que el paciente esté dentro del ascensor y se pulse el botón “mover ascensor”.
Desactivar avería: cuando se pulse el botón el ascensor volverá a funcionar. Este evento permanecerá bloqueado hasta que se lance el evento activar avería.
Salir del ascensor: el ascensor se para, se abren las puertas y el paciente sale del ascensor.
Mover ascensor: se cierran las puertas del ascensor.
Abrir ascensor: se abren las puertas y el avatar entra dentro del ascensor.
Nuestro alumno, nuestro usuario, se encontrará en un aula donde hay 7 alumnos (de entre 13 y 18 años) a su alrededor unos minutos antes de empezar la clase. El agresor/a y el resto de alumnos también estarán en la clase, lejos del paciente pero en una posición en que éste los ve. El agresor/a, chico, podrá estar sólo o acompañado, en función de la variable de configuración elegida.
Además, en caso de que el agresor no esté solo, podrá definirse el papel de uno de los acompañantes ( como “defensor” del paciente o como “reforzador” del agresor). Sólo un acompañante estará activo, y se comportará según lo definido en la variable de configuración “acompañante activo”, es decir, defendiendo al paciente o alentando al agresor. El resto de alumnos, público presente en el aula, actuarán en consonancia a la configuración seleccionada (defendiendo o alentando).
Cuando se active el evento inicio, el agresor aparecerá (tras un fundido a negro) delante del paciente junto con el resto de alumnos presentes. Posteriormente se seleccionará el tipo de agresión: verbal, física. Una vez finalizado el evento “tipo de bullying” la reacción del público podrá modularse mediante la activación de abucheos, risas y cuchicheos (mediante el evento conducta observadores). Así mismo, en el visor del paciente en forma de bocadillos, aparecerán 4 posibles opciones (2 agresivas y 2 pasivas) para que el paciente pueda elegir, mediante el selector de las gafas de realidad virtual, qué hacer.
VARIABLES DE CONFIGURACIÓN
Género Elige entre un cuerpo de hombre o de mujer. Por defecto será un cuerpo neutro.
Tono de piel Elige el tono de piel que mejor representa a tu paciente para mejorar la sensación de inmersión.
Grupo del agresor Solo / Acompañado Esta variable determina si el agresor (chico) va a estar sólo o acompañado en frente de nuestro paciente. Una vez se active el evento “Comenzar”, el agresor aparecerá cerca del paciente sólo o acompañado, según selección del desplegable, de otros dos alumnos. El papel de estos dos acompañantes podrá ser definido en la variable “acompañante activo” descrita a continuación.
EVENTOS
Comenzar Una vez definidas las variables de configuración, este evento hará que los avatares, en especial el agresor, aparezcan cerca del paciente y permanezcan en esa situación hasta que se active un nuevo evento. La distancia y conducta no verbal del agresor en relación al paciente será muy cercana, siendo ya en sí misma una invasión del espacio personal y por ello incómodo, agresivo.
Tipo agresión Después del evento Inicio podremos activar el tipo de acción al que queremos que el agresor lleve a cabo:
Verbal: Seleccionando la agresión verbal el avatar proferirá una verbalización “ ¡¿Uy, mira quién hay aquí…!qué pasa idiota!?”.
Física: Seleccionando la agresión física el avatar se acercará a una distancia íntima y dirá “ Te voy a dar una paliza”.
Indirecta: Seleccionando la agresión indirecta no habrá verbalización clara ni invasión del espacio personal íntimo pero sí una mirada desafiante y lenguaje paraverbal amenazante.
Evaluación Hace aparecer los bocadillos de reacción de la víctima para que esta pueda seleccionarlos y evaluar así el perfil de afrontamiento de nuestro usuario. Perfil pasivo/ agresivo.
Observadores Cuando se active este evento, el grupo de 4 alumnos que no son ni el agresor ni sus compinches realizarán una des estas tres acciones:
Abucheo: El grupo hace sonidos reprobatorios hacia nuestro usuario.
Risas: El grupo se ríe mirando a nuestro usuario.
Cuchicheos: Hablarán entre ellos mirando los mòbiles y al pacientes alternativamente.
Finalizar escena Cuando se active este evento, el profesor entrará en clase y, tras un fundido a negro, los alumnos de la interacción dejarán de estar presentes y el resto aparecerán sentados en sus respectivas sillas.
Los objetivos terapéuticos principales de este entorno son:
Evaluar el tipo de respuesta de presuntas víctimas de bullying ante una situación de acoso escolar para poder conocer el perfil de la víctima (agresiva, sumisa…).
Entrenar a víctimas de bullying a una situación clásica de acoso escolar, con el fin de enseñar y ensayar habilidades sociales y cómo gestionar la situación de manera adecuada.
También existe la posibilidad de emplear este entorno para trabajar con los agresores y acompañantes. Poner al agresor o alguno de sus acompañantes en la posición de la víctima puede facilitar el trabajo empático, favoreciendo que se sientan como lo haría la víctima y planteándose, en adelante, sus futuras actuaciones.
Cuando nuestro organismo se enfrenta a una situación exterior o una sensación corporal que por aprendizaje juzgamos como peligrosa, a veces tenemos un pensamiento catastrofista (ej.: “va a pasar tal cosa”). En ese momento nuestro cerebro manda una señal a nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA), el cual inmediatamente se activará y se acelerará, mostrando respuestas fisiológicas típicas como sudar, tener palpitaciones, etc.
El SNA tiene como una de sus misiones prioritarias preparar a nuestro organismo para afrontar situaciones potencialmente peligrosas o difíciles. En este sentido, es una función de supervivencia grabada genéticamente. Prepara a nuestro organismo para luchar contra el peligro o para huir de él, por lo que los cambios que notamos en nuestro cuerpo (aceleración del pulso, aumento de la temperatura corporal, etc.) tienen como fin prepararnos para este objetivo.
El SNA está formado por dos subsistemas, el Sistema Nervioso Simpático (SNS) y el Sistema Nervioso Parasimpático (SNP). Ambos son complementarios y antagonistas (contrarios): El SNS. activa el organismo y el SNP, por el contrario, lo desactiva o “relaja”. Por ello, una respuesta de ansiedad o pánico no puede durar demasiado tiempo (realmente dura pocos minutos), pues tan pronto como el SNS se acelera, el SNP se encargará de frenarlo.
Cuando el cerebro envía su mensaje al SNA, éste activa el SNS dando una orden a las glándulas suprarrenales que inyectan adrenalina y noradrenalina en la sangre. Estas sustancias actúan de mensajeros químicos acelerando todo nuestro organismo. Por ello notamos tantas sensaciones distintas, ya que nuestro organismo no se activa por partes, sino todo a la vez. No obstante, recuerda que al mismo tiempo, gracias al el SNP, aparecen también ciertas sustancias que neutralizan la adrenalina y la noradrenalina, rebajando la activación de nuestro SNA, y haciendo que el ataque no dure mucho.
En este sentido, la ansiedad no es peligrosa, no te puede pasar nada malo por estar ansioso: eso sí, es incómoda y desagradable.
Una vez el sistema ha vuelto a la normalidad, podemos sentirnos muy cansados, tener dolor de cabeza o de espalda, etc. Es normal que aparezcan este tipo de sensaciones debido a que nuestro organismo ha consumido mucha energía y hemos tensado la musculatura.
Hiperventilación:
En una proporción significativa de personas con pánico, aparece otro fenómeno fisiológico que complica las cosas, la hiperventilación.
Como parte de la respuesta fisiológica normal y adaptativa, ante una situación de peligro, el ritmo respiratorio se acelera involuntariamente para enviar oxígeno extra a todo el organismo que, recordemos, se dispone a correr (huir) o a luchar.
No obstante, cuando se está teniendo un ataque de pánico (respuesta desadaptativa), caemos en un estado de hiperventilación: hay mucho más oxígeno del que necesitamos y podemos usar, reduciéndose a su vez el nivel de dióxido de carbono. El resultado es que aumenta el nivel de alcalinidad de la sangre (ph) y desciende la presión arterial, apareciendo sensaciones tan desagradables como debilidad, palpitaciones, taquicardia, dolor en la región precordial (en el pecho), mareos, visión borrosa, sensación de irrealidad, sensación de falta de aire, ahogo, boca seca, dolor de estómago, rigidez y dolor muscular, temblores y calambres.
En algunos casos, la hiperventilación involuntaria se ve aumentada por otra voluntaria. Como uno de los efectos de la hiperventilación es notar, paradójicamente, ahogo (a pesar de que la hiperventilación es el estado opuesto), la persona intenta respirar más, o más profundamente, lo que empeora todavía más la situación.
A continuación tienes una tabla con la mayoría de los cambios físicos que notamos en el pánico y su auténtica explicación producida por la hiperventilación del SNA:
Cambios Físicos del pánico y su explicación
Sensaciones Temidas
Interpretación catastrófica
Explicación real
Taquicardia
Infarto
El corazón bombea más fuerte y rápido para enviar sangre a las zonas vitales.
Este es el miedo más común entre las personas con ataques de pánico. Existe un mito muy extendido, y enormemente dañino, entre la población general e incluso entre algunos profesionales de la salud mental, y es probable que tú también lo compartas. Ese mito es creer que la ansiedad provoca crisis cardíacas. ¡Esto es absolutamente falso!
Para que se produzca algún tipo de accidente cardíaco tienen que confluir una serie larga de variables orgánicas, genéticas, de estilo de vida e incluso de edad y género. Una persona puede sufrir algún tipo de ataque al corazón si reúne varias de estas características: alguna lesión grave de base en el corazón o en las arterias circundantes, un elevado exceso de ácidos grasos en sangre, dieta incorrecta y/o sobrepeso, vida sedentaria (sin actividad física), excesivo consumo de alcohol, tabaco u otras drogas, antecedentes familiares, edad problemática y ser hombre. El estrés es una última variable que, combinada con las anteriores, aumenta el riesgo. Ahora bien, debe quedar claro que el estrés por sí solo no provoca crisis cardíacas. Una persona en medio del más terrible de los ataques de pánico no va a sufrir ningún tipo de ataque al corazón si no reúne un buen número de las características anteriormente enumeradas y, aún así, la probabilidad es baja.
Un fenómeno fisiológico muy corriente y que causa pánico es notar una subida brusca en la tasa cardiaca. El corazón está diseñado para subir y bajar bruscamente de ritmo cuando el organismo lo necesita. Sólo tienes que imaginarte la velocidad con que late el corazón de un atleta en plena competición. Cuando nos sentimos ansiosos, el corazón se acelera para enviar más sangre y oxígeno a los tejidos y músculos de nuestro cuerpo, pues recuerda que, desde un punto de vista de la especie, tu organismo se está preparando para correr (huir) o para luchar. Por lo tanto, al contrario de lo que se suele creer, las constantes subidas de tasa cardíaca que podría notar una persona con pánico, más que dañar su corazón, lo que en realidad hacen es entrenarlo para que éste sea más fuerte. Así que la próxima vez que notes tu corazón desbordado, ¡intenta recordar que ha empezado tu sesión de entrenamiento!
En algunas personas, el miedo más destacado durante un ataque de pánico es el de perder el control de su mente, volverse loco. Esta creencia aparece como resultado de experimentar muchas sensaciones “raras” para las que no tienen una explicación lógica, como por ejemplo anomalías en la visión (visión borrosa, ver lucecitas, sensación de irrealidad), pensamientos muy acelerados, o una sensación imperiosa de querer escapar.
Todos estos fenómenos orgánicos tienen, uno por uno, una explicación puntual en base a la activación del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) como respuesta adaptativa de nuestra especie.
Las sensaciones más preocupantes suelen ser las relacionadas con los cambios visuales, que les hacen percibir la realidad de forma distorsionada (“como si no fuera yo”). La explicación es muy sencilla: Cuando estamos sufriendo una fuerte respuesta de ansiedad, para nuestro organismo, estamos en una situación de peligro, podemos ser atacados por un depredador y debemos decidir rápidamente si luchar o correr. Para ver con más eficacia al enemigo, nuestras pupilas se dilatan anormalmente, lo que provoca un aumento del campo visual, pero que a su vez da lugar a estas peculiaridades visuales, puesto que la pupila está excesivamente dilatada para el nivel de luz ambiental.
Cuando una persona cree que va a perder la razón suele pensar que “algo se va a romper” en su cerebro y que, a partir de ese momento, va a ser un enfermo mental, “un esquizofrénico”. La esquizofrenia y, en general, todas las psicosis suelen aparecer a edades tempranas: adolescencia y principios de la vida adulta. No aparecen de pronto, sino que hay un proceso progresivo de empeoramiento del que el sujeto no es consciente, culminando con delirios y alucinaciones (ver u oír cosas que no existen). Además, suelen existir antecedentes familiares, ya que, aunque todavía no está claro del todo, parece ser un trastorno con base genética (hereditaria).
En psicología clínica, hay una diferencia importante entre los problemas emocionales y los trastornos psicóticos. Los problemas emocionales los sufrimos todos en mayor o menor medida; aquí se incluirían problemas como la depresión, las fobias, el pánico, problemas sexuales, etc. Los trastornos psicóticos son enfermedades, y afortunadamente, sólo los sufren unos pocos.
Lo importante de esto (y esta es la información vital a aprender) es que los trastornos psicóticos no son NUNCA una derivación de los problemas emocionales. Una psicosis no puede derivar de una fobia. Los problemas emocionales y la psicosis tienen orígenes y evoluciones completamente diferentes. Son caminos paralelos, sin que los primeros se conviertan en los segundos. De la misma forma en que un constipado que no se cure bien puede dar lugar a una gripe pero nunca a un cáncer. Un problema de ansiedad como el pánico, aún sin que se supere, se convertirá en un pánico más severo pero nunca en una psicosis.
También existen personas que creen que van a perder el control temporalmente y que llevarán a cabo conductas extravagantes, violentas o ridículas, que incluso podrían poner en peligro su integridad física o la de otras personas (p.ej.: gritar, tirarse al suelo y patalear, romper objetos, agredir a otros, tirarse por la ventana, etc.). Estos pensamientos se ven fortalecidos por la sensación de descontrol que una persona percibe en un ataque de pánico. Sin embargo, esta sensación de falta de control es más bien una percepción subjetiva de una realidad. No hay un solo caso demostrado en que esto haya sucedido durante un ataque de pánico. Lo peor que puede pasar es que la persona escape de la situación en que ha sufrido el ataque “poniéndose a salvo”, y eso es algo que el sujeto decide hacer voluntaria y conscientemente.
En tu próximo ataque de pánico, no te preocupes, ¡tus músculos sólo harán aquello que tú decidas hacer!
Cuando se han sufrido varios ataques de pánico es normal desarrollar otro miedo, además de los miedos principales: Es lo que llamamos “miedo al miedo”, o el temor a volver a sufrir un nuevo ataque de pánico. El verdadero miedo que subyace es el temor a que el pánico y la ansiedad no terminen nunca y sigan sucediendo indefinidamente.
Este es un buen momento para recordar algunos conceptos que ya conoces sobre la ansiedad: El pánico es fruto de malas experiencias, es el resultado de aprendizajes inadecuados. Si utilizas la metodología precisa, ese mal aprendizaje necesariamente desaparecerá. No es una cuestión de opinión, es una ley psicológica irrefutable.
Por otro lado, retoma también otros conocimientos sobre fisiología del pánico. Recuerda que el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) está diseñado para funcionar a alta intensidad, pero en cortos períodos de tiempo. Recuerda también que cuando el Sistema Nervioso Simpático (SNS) se hiperactiva, a la vez lo hace el Sistema Nervioso Parasimpático (SNP) que lo controla y refrena. Un ataque de pánico, aún sin utilizar técnicas de control, sólo dura unos minutos.
Así pues, la próxima vez que creas que nunca vas a superar el problema o que te quedarás permanentemente en el pico más alto del pánico, ¡recuerda que eso no es probable que suceda!
La posibilidad de sufrir un desmayo es un miedo habitual en las personas que notan sensaciones de inestabilidad, mareo o vértigo, durante sus ataques de pánico. Su temor es que estas sensaciones sean el “aviso” de un inminente desvanecimiento o pérdida de consciencia.
¡Pero nada más lejos de la realidad! Fisiológicamente, los desmayos son producidos por una bajada brusca de presión arterial. Si de pronto desciende el ritmo cardíaco y eso hace que baje la tensión, entonces si no llega la suficiente sangre al cerebro, puede ocurrir un desmayo. Sin embargo, cuando una persona siente ansiedad o pánico, fisiológicamente ocurre todo lo contrario: El corazón late muy fuerte y la presión arterial aumenta, por lo que es muy poco probable desmayarse en este estado. Las sensaciones de mareo, debilidad o piernas flojas son producidas por la respuesta de ansiedad y favorecidas en muchos casos por la hiperventilación.
Algunas personas que tienen este miedo son personas hipotensas (tienen la tensión baja) que en el pasado sufrieron algún desvanecimiento real. Si tú eres uno de ellos, sería muy interesante que comparases las sensaciones que notaste en un desmayo causado por hipotensión, y las que notas cuando estás en un ataque de pánico. Comprobarás que las sensaciones del desmayo real son como un alejamiento progresivo de la realidad, como una desaceleración, como ir sumiéndote en un sueño. El pánico, sin embargo, es todo lo contrario: tu cuerpo está “ultra acelerado”, notas muchas sensaciones. Si la adrenalina cabalga libremente en tus venas, ¡algo que no va a ocurrir precisamente es desmayarte!
Cuando nos ponemos ansiosos, y como parte de la respuesta de ansiedad, involuntariamente alteramos nuestro patrón respiratorio: respiramos más rápido o más profundamente. La explicación es que necesitamos un aporte mayor de oxígeno para correr (huír) o para luchar.
Sin embargo, si no realizamos ninguna de estas dos actividades, caemos en un estado de hiperventilación (en nuestro organismo hay más oxígeno del que necesitamos) y, paradójicamente, uno de los efectos que esto produce a nivel de sensaciones físicas es sensación de asfixia o de falta de aire.
La única forma de que una persona muera asfixiada es que no llegue oxígeno a sus pulmones, y cuando estás en un ataque de pánico el nivel de oxígeno es superior al normal. Por tanto, ¡estás en un estado justamente contrario al estado de asfixia!