¿Qué es el estrés?
El término estrés deriva del griego “stringere” cuyo significado es provocar tensión y si bien este vocablo y sus derivados han existido durante siglos, el concepto de estrés debe situarse a mediados del siglo XIX. Hace más de medio siglo, Hans Selye definió el estrés ante la Organización Mundial de la Salud como: “respuesta fisiológica generalizada y no específica a estímulos ambientales nocivos” es el denominador Síndrome General de Adaptación SGA.
En otras palabras, nuestro organismo se estresa, activa una serie de respuestas físicas y psíquicas para afrontar las demandas externas, los factores estresores que resultan una amenaza para nuestra supervivencia. Por ejemplo, en caso de tener frío nuestro cuerpo reacciona para conservar y generar calor: nuestra vello se eriza, se nos pone la piel de gallina, temblamos, etc…, nuestra atención se focalizará y nuestra percepción se agudiza para focalizarnos en el problema… cambiaremos de lugar buscando calor.
¿Crees que tus tareas, actividades diarias como hacer un informe para mañana, presentar un proyecto a un comité, contestar el correo electrónico… ¿pueden ser estímulos ambientales nocivos o estresores?
En la década de los ochenta, aparecen nuevos modelos de estudios sobre el estrés en los que se enfatiza la importancia que tiene la subjetividad de cada individuo al valorar una situación como estresante o no.
El modelo más influyente va a ser el modelo transaccional o interaccional de Lazarus y Folkman, según el cual el estrés es un proceso dinámico de interacción entre el individuo y el medio.
Según ésta teoría, el estrés surgiría como consecuencia de la puesta en marcha de procesos de valoración cognitiva: si interpretamos una situación como peligrosa, o amenazante como por ejemplo una mesa con montón de papeles, listado de tareas en ordenador, y consideramos que nuestros recursos, capacidades, habilidades son escasos para hacer frente a las consecuencias negativas* que percibimos que puede conllevar el estresor, surgirá una reacción de estrés**, en la que se pondrán en marcha los recursos de afrontamiento para intentar eliminar o paliar las consecuencias no deseadas